3 mar 2015

Tan efímeros suelen ser ciertos días. Tanta importancia solemos restarle a aquellos momentos en los cuales, sin darnos cuenta, somos infinitos dentro de nosotros mismos. Que tan fácil resulta olvidar aquella esencia tan simple, divina, y hasta podría llegar a decirse necesaria; esencia que hace que nuestra única meta sea vivir, y disfrutar de aquella simpleza misma. Y enamorarse de la propia capacidad de sentir. Enamorarse de lo que se tiene, de lo que uno es, de lo que se quiere ser.
Inhalar y respirar pureza en silencio, en aquella siempre ansiada calma que olvidamos vive en lo más profundo de nuestro ser sin jamás desaparecer. Un gran impedimento podríamos considerar al olvido de aquellos detalles tan preciados en momentos (esos, en los que somos infinitos dentro de nosotros mismos) que desearíamos que al cerrar los ojos y dejar volar el alma, pudiéramos volver a sentir hasta aquella brisa que acariciaba cada uno de nuestros dedos, volviéndolos únicos, volviéndonos únicos. Pero esas memorias comienzan a acumularse junto con otras tantas cotidianas, y se ahogan en su espacio cada vez más reducido. Y la capacidad de recordar aquella brisa se va desvaneciendo cada vez más, volviéndose cada vez más nublado ante nuestra vista, con la constante intención de desaparecer. Hasta que nos reactivamos. Nos reactivamos y recordamos, sentimos, respiramos, y vivimos. Realmente vivimos lo esencial y puro de la vida al encontrar la natural felicidad que tendemos a ocultar para cuando tengamos tiempo de sentir. Por que, ¿para qué vivimos si no nos dejamos ser? desperdiciándonos así como solemos hacer, inhibiendo lo que sentimos para seguir la línea de lo que nos marcaron que es correcto. Allí nos hundimos. Al condenarnos pudiendo ser libres. Pudiendo sentir. Pudiendo hacer lo que uno mismo decide para sí mismo, disfrutando lo que se quiere, intentando encontrar lo que se busca. Pudiendo entender que para eso existimos, y olvidar aquellas huellas y estereotipos que sólo hacen olvidemos lo que realmente somos. Vida.

2 comentarios:

  1. Hola, Milagros:
    Primero que nada, quería decirte que muchísimas gracias por el precioso comentario que dejaste en mi blog. Sé que he tardado mucho en contestarte y también me hubiera gustado pasar más a menudo por este blog tan maravilloso que tienes, pero he estado muy liada. Ya sabes, las cosas urgentes de la vida siempre quitan tiempo a las cosas importantes, por desgracia...
    En cuanto a la entrada, la he leído escuchando de fondo ''Time tonight'' y ha sido una experiencia muy bonita. Creo que has expresado de maravilla todo eso de enamorarse de la capacidad de sentir, ser nosotros mismos, recordar, vivir. Me ha llegado, en serio, cuando te leo los sentimientos están a flor de piel.
    Ha sido un placer volver a pasar por aquí, y espero hacerlo más frecuentemente.

    Un abrazo, ¡sé muy feliz! ❥

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  2. ¡Hola, Milagros! ♥
    Antes que nada, he de decirte que es un auténtico placer regresar después de tanto tiempo a este precioso rinconcito y darme cuenta de que sigues escribiendo de maravilla. Me alegro mucho de volver, de verdad...
    Además, como me sigues aprovecho para decirte que he cambiado la dirección de mi antiguo blog porque me he pasado a Wordpress. Si quieres, puedes pasarte por mi blog donde he publicado una entrada en la que lo explico todo... Así que estás más que invitada a pasar por mi nuevo hogar (misspoessia.wordpress.com), si te pasas será un honor tenerte entre mis visitantes porque te considero una bloggera muy especial. Pero vamos, que si no quieres no pasa nada, yo no obligo a nadie y con haber entrado hoy aquí ya estoy más que satisfecha...

    Un abrazo, espero que seas muy feliz :)

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