7 sept 2016

Finitud humana. Palabras simples, fáciles de escribir y aún mas de leer. Es como si nos volviésemos inconscientes de nuestra esencia, de la pureza individual, y nos obligáramos a ser conscientes de elementos completamente secundarios. Nos encontramos continuamente enfocados en la meta, en el objetivo, en la recompensa del acto. Estamos pendientes de qué pasará al llegar al punto de encuentro, de como sabrá la comida que aún no pudimos ni llegar a oler, de como se sentirá el agua abrazando nuestra piel, cuando todavía siquiera nos acercamos a ella. En aquel maravilloso lapso salteado, nos atraviesan miles de sensaciones y sentimientos que decidimos dejar a un lado para poder pensar con más claridad el momento que aún no sucedió. Como será. Que se sentirá. Como sabrá. Pero ¿Como me siento ahora?, ¿Que siento mientras mis pies rozan la superficie artificial que me guía hacia mi habitual destino? Como sería si en vez de estar imaginando las posibles sensaciones del futuro, dejara fluir todos los aspectos que interactuan conmigo en aquel instante. El viento acariciando suavemente mi rostro. El sol dándole calidez a través de su luz a todo mi cuerpo. Aquellas hojas moviéndose con el intento de endulzar sutilmente nuestros oídos. Todo ello es interacción, inconsciente y asimétrica, que nos ilumina cada día de nuestras frágiles vidas. Todos aquellos elementos que son parte de la finitud humana de tantos individuos, los cuales probablemente influyeron también en una cantidad innombrable de generaciones. Todo aquello es interacción, vida, y fragilidad. Somos seres inconscientes. A veces nos veo con lástima y desprecio por dejarnos atravesar por tanta belleza y no esforzarnos por ser capaces de disfrutarla al menos unos minutos. Es que nos olvidamos de la importancia de sentir. La priorización de sentimientos artificiales nos lleva a la destrucción propia, dejando clara nuestra búsqueda de vacío emocional. Estamos siempre buscando llenar vacío, con mas vacío. Y es así como jamás vamos a realmente completarnos, ni poder completar a nadie. 

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